No sé a qué viene tanto revuelo con las noticias sobre la señora esa, tan pasada de peso como de cara de mala persona y peor personaje, que pertenece a los gremios de la militancia socialista y al de la fontanería o pocería, según vayan las referencias. A mí, a estas horas de la película, ni frío ni calor: me dicen que encuentran cadáveres en las cloacas de la Moncloa, y casi me parece hasta razonable. Los militantes socialistas eligieron como secretario general al idiota este monclovita que comenzó queriendo hacer pucherazo en sus votaciones internas, y tras su confabulación multipartidista contra el vago del presidente pepero que fumaba puros y leía solo el Marca, los simpatizantes de la izquierda lo eligieron para presidir este país (entre acuerdo y acuerdo, y tiro porque me toca). Absolutamente toda su gestión, desde el primer día, está preñada de corrupción, de egoísmo, de nepotismo, de chulería y de idioteces (las "sancheces") muchas y variadas. Dígame usted una sola ley que pueda recordarse con honor. Nómbreme uno solo de los ministros de cuya memoria quepa hablar de eficacia y anchura de miras (fíjese que yo siempre me acuerdo del astronauta, y no para bien).
Que hayan saltado a las páginas de los medios las hechuras mafiosas, como dicen (en realidad son simplemente barriobajeras), de unos y de otras, es casi lo de menos. Lo dábamos por descontado, aunque no lo llegásemos a imaginar, porque en esto de la creatividad, los indecentes y peligrosos, como el monclovita y sus secuaces, siempre tienen más imaginación que el resto (por eso son indecentes y por eso mismo son peligrosos). Yo, de lo único que me quejo, es de su intensidad. No hay día que no salten noticias nuevas. Llevamos ya tantas que se me van olvidando las primeras. Por ejemplo, lo del cargo adjudicado a dedo al hermano músico (de escaso talento, como el monclovita) y plagiador (como el monclovita), nos hace olvidar que una de las primeras decisiones adoptadas por el indocto fue enchufar a dedo a un amigo arquitecto en una Dirección General de algo para hacer no sé bien qué cosas. Creo que se trataba de ciudades sostenibles o algo parecido: qué más da. A todos sus amigotes los ha colocado en alguna parte, aunque no valieran para nada. Recordemos aquello, y lo del uso y abuso del avioncito donde se hacía fotografiar con gafas de sol (como el casposo que es), o la porquería de gestión de la pandemia (¿alguien pensó entonces que lo hacía bien?). Ya de último a esta parte tenemos el resto de escándalos: la amnistía a los secesionistas, las constantes marrullerías del Tribunal Constitucional (con un tipejo al frente, feo como el demonio, e igualmente maligno, que solo busca complacer al amo), el uso privativo de la Fiscalía para mancillar a oponentes, las formas absurdas de casi todos sus ministros (por lo general, gente poco capaz, y el que lo hubiera sido -como el de interior o la de defensa- devenido incapaz igualmente), el apagón de la red eléctrica, su bipolarización constante, la estrategia de usar a otro tipejo como Zapatero para vaya usted a saber qué (el bambi tontaina que, oh sorpresa, siendo igualmente maligno e inútil, descubre que su vocación es cubrirse de oro apoyando a dictadores déspotas y bananeros), lo del Sahara (ese tema esconde mucha más mierda que todo esto de ahora, créanme), la subida catedralicia de la esposa (seguramente por aquello de que si él, no sabiendo una palabra de la carrera de económicas que cursó en una universidad privada de medio pelo pudo hacerse con un doctorado aún más vergonzoso y plagiario, por qué ella no podría estar también en lo más alto del escalafón universitario: no me digan que no suena a trauma de tipos que se saben poco inteligentes y quieren paliarlo con un título de tómbola), lo de su número dos y las muchas corruptelas (éste es un tipo listo, aunque igualmente maligno, pero tiene la particularidad de que le gustan lo mismo el dinero que las jovencitas, cuestión ante la que le alabo el gusto)... Fíjense que hablo de memoria y sin consultar las hemerotecas, porque de hacerlo, este apartado precisa capítulos.
Pero volvamos a lo de las hechuras mafiosas... De todo el párrafo anterior, ¿qué diría usted que se desprende como caracterización perfecta del monclovita? No es su pasión por el dinero (que sí tiene su esposa, su hermano, su número dos, su...), ni es solo su pasión por el poder (cosa habitual en los que se saben inútiles y poco inteligentes): es su odio intestino e inveterado por todos los que intentan oponerse a él. El indocto es, ante todo, un cretino rencoroso y vengativo. Con tal de alcanzar sus fines, pisotea (o al menos lo intenta con ahínco) todo aquello que desprecia y permite los excesos de todo aquel que le ayuda. Eso no quita que sea benefactor con la familia y los amigos, aunque sea ilegalmente, pero su obsesión es el odio. Odiar a todo el que le recuerde que hace las cosas rematadamente mal o egoístamente mal, por mucha capacidad de mandar que él considere tener (gobernar es algo que no exige intelecto alguno al que manda: ahí tienen los casos de Zapatero o el del puro).
Y si me piden una conclusión, una sola, sería esta: ¿por qué la sociedad calla ante todo este cúmulo de despropósitos? ¿Por qué no se ha denunciado ya al Gobierno? ¿Por qué seguirá habiendo sociatas que voten al monclovita?