El
libro del Corán es tremendamente ilustrativo. Eva no tienta a Adán a comer de
la fruta prohibida: son ambos quienes, conjuntamente, eligen el pecado. No hay
un relato de creación de la mujer a partir de una costilla del varón. Ambos son
creados de la tierra sin subordinación ni dependencia el uno del otro. Y aún
más. Fue Mahoma quien estableció una reforma que otorgaba derechos a la mujer,
en una época tan ciega y violenta que incluso llegaba a despreciar la vida de
las recién nacidas. Por desgracia, interpretaciones patriarcales del libro
sagrado del Islam han malversado tan proverbial reflexión, nacida en pleno
siglo VII. De poder vindicar el Corán como un importante instrumento en favor
de la liberación de la mujer, hemos pasado a un dictado sobre la superioridad
del varón. En mi paso por el país del oro negro, advertí que las fronteras de
Rub Al-Khali separaban valores tan enfrentados como contrapuestos. El humano
avance del mundo exterior respecto a la disposición divina. El absurdo de una obsoleta
interpretación de un texto fundamental en la historia de la humanidad.
No
podré dejar de pensar en todo lo anterior cuando, este sábado, acuda a Irún.
Para los que somos de fuera, como a veces me dicen, la controversia de los
desfiles de San Marcial sólo muestra división. Por qué reemplazar los sonidos
de una tradición popular, que simboliza unión, por un debate que pertenece a
otro contexto.
Irún
cuenta con una trascendente historia en Euskadi. Esa polémica sobre la
presencia o no de mujeres en los desfiles, ha de resolverse. Me pregunto si es
tan complicado alcanzar un consenso que satisfaga a ambas partes. Parece un mal
endémico éste, el de encontrar polémicas y conflictos dondequiera que miremos.
Una sociedad madura ha de ser capaz tanto de priorizar el disfrute de su
folklore popular, como de resolver los temas importantes, que en absoluto se
dirimen en las calles, al paso de un desfile con infantes y txilibitos. De
aquellos combatientes, todos, hombres y mujeres, tomaron parte en la batalla. Y
en los aplausos, se halla el reconocimiento a esas gentes, sin importar sexo o
edad o condición.