viernes, 2 de diciembre de 2022

Qatarral

Me enteré de que se jugaba estos días un Mundial de fútbol porque un cliente y amigo de Costa Rica me escribió entre espeluznado y abatido por la somanta de palos que les había propinado la selección española, donde creo que juegan jugadores del Bilbao, del Madrid, del Barcelona y del Inglaterra. ¿Cómo? ¿Un Mundial en otoño? Pues sí, porque se celebra en Catar (escrito así porque lo de la cu es una transliteración ajena a la ortografía, aunque a quién le importa, ¿verdad?, el brillo hodierno ortográfico se quedó en el orto abandonando lo gráfico). En aquella península emirática hace demasiado calor en verano como para desempeñarse en el balompié. Cuando viví por aquellas tierras, filipinos, paquistaníes, indios, butaneses y bangladesíes trabajaban todo el día a 50 grados y el 100% de humedad en verano, lo mismo que en invierno, de donde se deduce que hay clases y clases, y así habrán currado muchos de los que han construido estadios e infraestructuras, bajo el yugo de delicias como el kafala (que existe, dígaselo a mis amigos que no pueden escapar de Arabia) y las excelentes condiciones acomodaticias que allí dispensan a los trabajadores poco cualificados.

A raíz de tan asombrosa revelación, he tenido conocimiento de unos cuantos movimientos transnacionales orientados a protestar, cuando menos, por los ultrajes golfopérsicos hacia los derechos humanos en general y hacia las mujeres, obreros, elegetebeicuístasmás y, en suma, todos aquellos que viven sometidos por las conservadoras costumbres árabes una vez que los gerifaltes, actuando como malos jerifes, cierran el Corán y la Declaración Islámica Universal de los Derechos Humanos, datada de 1981, y de la que solo habrán leído hasta el ítem efe, justo antes de los párrafos donde se les enmienda la plana a ellos, cumplidores coranistas como se  creen. Pues eso, que dijo el otro, que ya pueden protestar y llevar brazaletes y todas las milongas que quieran: el fútbol no lo detiene ni los derechos de los vivientes ni la madre que lo parió, pese a lo aburrido que resulta o, digo yo, la gente no portaría banderas y bombos y trompetines y esas cosas, que les debiera bastar el espectáculo, ¿no?. Por cierto, creo que al del bombo no le han pagado el viaje o no querido ir. Lo mismo él sí ha querido arremeter contra la organización. Yo qué sé.

En fin. Mi amigo costarricense hecho polvo y la selección que no es ni vasca ni catalana, porque las asume a todas, jugando. Todo está bien y bien empieza diciembre, mes do mucho se trabaja.