viernes, 29 de octubre de 2021

Incongruencias quijotescas

Algunos son tan atípicos que hasta con el entusiasmo crían incongruencias. Por acudir feministas a marchar contra las leyes de la transustanciación sexual, un podemita con escaso mando en plaza y excesiva facundia para soltar esputos, aloja a sus integrantes donde el estercolero hiede peor. Y a una jueza que concluye sus provisiones con “perspectiva feminista” al valorar a quién conceder la custodia de un vástago, por calificar de profunda a cierta región galiciana la turba habitual de iletrados (que acostumbran a no leer nada sobre lo que hablan) que normalmente habría de auparla a los altares, hace que llueva sobre ella chuzos punzantes. 

Como todo el mundo puede opinar sobre cualquier cosa, lo mismo volcanes que la proteína S del coronavirus, al final lo que todo el mundo acaba haciendo es insultar a bote pronto y con impaciencia contra cualesquier opiniones que crean provenientes de un contrario. Y cuando se adquiere el hábito de difamarlo todo por creerse uno en posesión de ejemplares valores, como en esto de los nuevos fueros del multigénero y otras mandangas, al final se gasta munición contra cualquier cosa que se mueva, y no de fogueo, precisamente. Es comprensible: las orillas de estos ríos, donde se cuecen intrincadas batallas, no bastan ya para albergar tantísima enemistad y, en lugar de dos, necesitan ser muchas las orillas, lo que obliga a transformar los ríos en cubos tetradimensionales, y sabido es que en un bicharraco de más de tres dimensiones las geometrías se embrollan y quienes antes pasaban por cuates ahora resultan ser escoria, basura, o bien trastorno digestivo y ventosidades malolientes. De verdad, en este barullo orillístico no hay quien pueda quedar vivo.

Pero qué divertido lo deja todo esta farsa artera, en verdad no sé de qué me quejo. Fíjense: anda a palos el Gobierno contra sí mismo por derógueme usted una ley que dijo que sería la primera derogación que usted acometería (ya va para tres años el anuncio); a palos las muchas facciones que menudean en sede parlamentaria, siendo o no de la misma orilla; a palos los que aspiran a prebostes de un mismo partido político,  sin importar la idéntica procedencia y sin mirar demasiado a quién sacuden o por cuánto tiempo (los abofeteados tornan aliados y las alianzas enconamientos - y a punto he estado de colocar ahí una eñe)… Esto es como el capítulo del Quijote donde la venta de Maritornes, la de un ojo tuerta y del otro no muy sana: que apagose un candil y zumbáronse todos a bulto sin compasión.