viernes, 5 de noviembre de 2021

Museos vendo

Kutxaespacio es un precioso lugar para trabajar y divertirse, mas no es imprescindible para divulgar la ciencia. Alberga artefactos y talleres más afines a un parque de atracciones que a un currículo formativo. Cuando entré a dirigirlo, había una cámara de Wilson, un simulador de movimiento browniano, una visualización del átomo, rayos catódicos… pero no un capítulo educativo que permitiese al visitante pasear por los constituyentes de la materia sin perderse. Y así con casi todo su contenido. Era impactante, pero no estaba bien acabado. Por eso, con la inestimable ayuda de Jenaro Guisasola y el magnífico equipo de profesionales del museo, elaboramos un plan que paliase tal deficiencia y asentase las bases para ser tenido en consideración en cualquier política divulgativa futura de la Lehendakaritza. Dibujamos muchos otros planes: todos papel mojado, salvo el de entretenimiento, que sí prosperó: su resultado son los simuladores que disfruta la gente y un excelente planetarium que fue mejorado a mi salida, cuando yo ya no insistía en ello. Fui breve, pero longevo.

Reorientar el Kutxaespacio no es un error. Es la consecuencia lógica de estos tiempos. Replantear su misión puede ser un acierto si se hace con criterio y una estrategia clara. Los museos de mayor éxito, no solo en España, son aquellos que con perspicacia han diseñado su utilidad dentro de la enseñanza formal del sistema educativo. Lógicamente, la misma pasa por un correcto didactismo, pero no solo en un sentido comercial (vender más entradas). Para ser referente, palabra que gusta mucho, Kutxaespacio ha de ser depositario y divulgador de conocimiento tanto al erudito como al lego, combinando la transferencia de los conocimientos científicos a un sector más amplio, no solo el escolar, con un bagaje cultural científico provisto de riqueza y completitud para toda la población.

No nos rasguemos las vestiduras: la sociedad y la propia ciencia hace tiempo que caminan muy alejadas de estos museos dedicados al ocio. Ser referente no consiste en sacar pecho por tener un edificio bonito y un calendario de talleres. Creo que Kutxa dispone de una oportunidad magnífica al reconsiderar una estrategia que quedó obsoleta hace años. Les sugiero que echen un vistazo a aquel trabajo ingente desarrollado en el museo entre 2006 y 2007 para modernizar no solo los módulos del Kutxaespacio, sino toda su propuesta educativa y el discurso científico que nunca tuvo, cuando alguien decidió que era más fácil tener un parque de atracciones.

(El siguiente párrafo no fue incluido en la edición impresa del DV) 

Entonces Obra Social Kutxa venía regida por gente absurda que convertía cualquier asunto que se abordase en un infierno. En ese ambiente desquiciado había que trabajar, como bien sabe el bueno de Félix Ares, a quien “aparcaron” inmisericordes. Kutxa tardó en reemplazar aquella tropa infecta que, en su infinita egolatría e ignorancia, no dejaba hacer y mandaba a la papelera cualquier plan aprobado por ellos mismos el día anterior. Cuando se quiso revertir la situación en OS, Kutxaespacio ya había perdido su gran oportunidad. En La Caixa a Wagensberg le dieron tiempo y recursos: en Kutxa solo nos dieron por saco.