viernes, 4 de agosto de 2023

Burla en tres actos y un desenlace

Primer acto. Los españoles no han querido despachar a un tipejo fullero, mezquino e inmoral, que plagió su tesis sin molestarse en escribirla siquiera, que intentó un pucherazo en su propio partido, que miente un día sí y otro también, que ha beneficiado a sediciosos suprimiendo el delito de sedición, que ha hecho algo parecido con la malversación orientada a la sedición, que ha pactado con los herederos de los etarras, que ha indultado a golpistas, y que ha manejado como le ha dado la real gana el Sahara Occidental, la Fiscalía General del Estado y el Tribunal Constitucional. 

Segundo acto. Ya ha pasado más de una semana desde las elecciones generales y la sensación de derrota sigue extendiéndose por amplios sectores de la derecha. Cada una de las etapas de dicha sensación alimenta absurdamente la apoteosis de victoria en la izquierda. No obstante, ha sido un trasvase de votos de Podemos y ERC al PSOE lo que le ha permitido a este incrementar el apoyo recibido, con notoria importancia en Cataluña, donde la derecha sigue sin saber pelear. Hay otros males en la derecha, esencialmente de tipo ideológico y cultural, pero salvo ayusas excepciones, ahí donde la gaviota nadie tiene ni repajolera idea de articular un discurso propio con pegada. Desde luego, Feijoo no. 

Tercer acto. Feijoo necesita en el Parlamento los votos de su propio partido, más los de Vox, de UPN, de CC y del PNV para ser investido presidente. Otras combinaciones son posibles, pero improbables, porque al otro lado del burladero está el psicópata del primer párrafo, conocido por saber venderlo todo en Wallapop, incluidos sus calzones (Marruecos lo sabe bien). Para serlo en una segunda votación, Feijoo necesita más votos a favor que en contra, y para tal menester depende de la capacidad de negociación del psicópata, que ya hemos dicho es prácticamente infinita. Puede intentar montar otro engendro frankensteiniano, pero esta vez resultará muchísimo más difícil, más caro e inestable, por mucho pumpidou que haya cacareando en el TC. Nadie parece contar con una situación de bloqueo porque es de suponer que los grupos sedicionistas y proetarras prefieran hacer caja que acudir a otras elecciones. 

Desenlace. A Bruselas le da lo mismo lo que pase en España. Irán a lo suyo y basta. Por tanto, lo mismo Feijoo que el psicópata apretarán aún más fiscalmente a la clase media, no importa quién les apoye. Abjurados del liberalismo, Vox seguirá recurriendo a sus carpetovetónicas ocurrencias, en parte porque no tienen ya magín alguno en sus listas para hacer otra cosa (es lo que se llama descerrajarse un tiro al pie). El gobierno que salga, bonito o feo, apenas tendrá capacidad de gobierno. Los delincuentes parlamentarísticos seguirán con el festín mientras queden migajas. Y algunos arrabaleros, como el tipo ese, Ortuzar, que parece salido de un aquelarre, seguirá sin darse cuenta de que, cada vez que abre la boca y apoya al psicópata, los proetarras le sacan una nueva cabeza. Otegi, lehendakari. Y Feijoo, menudo suflé caído de estratega, se va a comer marisco a su santa casa, de donde no debió salir, tal vez.