viernes, 15 de julio de 2022

Orgulloso

LGTBIQ+ no colectiviza derechos u obligaciones (pobre Marx) sino sentimientos, ese ardid por el que se está solo y perdido aun sin estar solo ni perdido (pregunten a los independentistas). Antaño lo del orgullo atañía a homosexuales (letra ge) y lesbianas (letra ele), pero de un tiempo a esta parte todos teníamos amistades de este tipo (10% de la población) que vivían igual que los demás. No bastaba. Había que añadir diversidad para mejor evidenciar nuestras gravísimas desigualdades: la te de transexuales (0,03%); la be de bisexuales (6%, los que mejor se lo pasan, sin duda); la i de intersexuales, muy clínico (0,002%); la cu no logro saber lo que es, pero suena a quien da lo mismo carne, escamoles, almejas o merluza de río (suena al revolucionario de verdad); y por último el signo más, donde entramos (y salimos) todos según distintas etapas vitales, o como decía Mihura, según la borrachera que uno tenga. Para la cu somos apocados y el más es de una fluidez que espanta, pero son los únicos en los que usted y yo encajaríamos de tener arrestos: las demás letras siguen sus propios asuntos internos, como el FBI, otras siglas que tal bailan. Lo que queda fuera del colectivo (85%) somos los heterosexuales patriarcales, también denominados ultraderecha o HP (elija usted si es una empresa de tecnología o un insulto asaz lesivo).

El colectivo LGTBIQ+ es una buena contraseña para el email y relevantes son sus individuos, no el grupo en sí. Como descendemos de primates y quien más, quien menos, es mono o parece un simio, nos gustan las manadas y profesar obediencia al alfa porque facilita mucho las cosas. Los perros evolucionaron para ser fieles al amo (lo llaman amor) y nosotros para formar grupos (lo llaman civilización). Defendemos antes al grupo que al individuo (véase los futboleros) y como lo de pensar distinto (dudar) es muy cansado (pese a que suena molón) sobre todo cuando el grupo insiste en tener razón porque son más, lo idóneo es disponer de alguien a quien obedecer ciegamente, contra viento y marea (véase el Parlamento y lo entenderá). Por eso tanta gente acepta que existen lesbianas con pene y les complace que las leyes quieran multar a quien diga que eso es una chorrada. 

El sexo es binario y del género no hay evidencia científica. Si se trata de debatir una idea política, no pongo obstáculos (aunque sean terraplanistas compitiendo por la Casa Blanca). Pero si se trata de estar orgullosos, yo lo estoy por ellos y por mí siempre que rememos todos en el mismo barco.

Nota: Creo que, finalmente, la be designa a los binarios, o ternarios, o qué sé yo. Hay tantas opciones en el abecedario para cada letrita...