viernes, 23 de abril de 2021

El inca olvidado

Día Mundial del Libro. Las muertes de Shakespeare, Cervantes y el Inca decidieron la fecha de esta conmemoración. Libros se publican muchos: leerlos, es otra cosa. Yo le digo: si decide leer un único libro en la vida, elija el Quijote. Y si decidiera leer dos libros, hito del que no demasiada gente en el planeta puede alardear, le recomiendo añadir el Macbeth. Pero, si en el colmo de la locura, arrebatado de pasión literaria, decide que ha de leer nada menos que tres libros, ¡tres!, agregue la Historia General del Perú.

Dirá usted que desbarro. Seguramente ni le suene un tal Gómez Suárez de Figueroa, el Inca Garcilaso de la Vega, que falleció un 23 de abril e igualmente fue un literato insigne. O tal vez sí le suene, pero como suenan a estas alturas de la vida los murmullos lejanos del bachillerato, cuando aún se aprendían cosas interesantes y no la estupidez esa del análisis sintáctico donde los alumnos de ahora cazan sintagmas preposicionales que actúan de complemento circunstancial, cosa grandiosa donde las haya capaz de hacer palidecer los esplendores cervantino, shakespeariano e incaico-garcilasiano de una sola tacada, y mecanismo infalible para ahuyentar lectores lo mismo que si se topasen con el mismísimo diablo (o la mismísima diabla o le mismísime diable: yo soy muy inclusive, ¿no se dio cuenta?). 

El caso es que, desbarre o no, veníamos olvidando al insigne inca nacido en la España que emergió allende el Atlántico y a orillas del Pacífico. Salvo los iberoamericanos, que lo tienen siempre en la memoria porque glorifica el mestizaje, hito crucial de su historia y razón del existir de todos ellos. Porque los de aquí, al irnos allí, creamos una cultura nueva entremezclada de dos mundos; los herederos del Bardo de Avon, en cambio, decidieron aniquilarlo todo y expiar la ignominia con películas de caballos y revólveres. Por eso no tienen indio a quien olvidar e ignoran que el apache Gerónimo hablaba español y había sido bautizado por los nuestros.

Para muchos hoy se regalan flores y unos pocos recuerdan la revuelta comunera. Yo, personalmente, no necesito ni lo uno ni lo otro. Por eso creo que me quedaré con don Miguel, con el Inca y con el Bardo, y olvidaré que afuera se siguen sucediendo porfías y menudencias sobre asuntos políticos sin sustancia alguna, porque los peleles con cartera y sueldo público que los perpetran no han leído jamás ni al castellano, ni al inglés, ni al cuzqueño, motivo tal vez por el que se comportan como los estúpidos ignorantes que son.