viernes, 16 de abril de 2021

Afirmacionistas

Me resulta noto el sentir sobre la Covid de cierto cantante español afincado en México. La discusión de por qué se niega la pandemia es más interesante en sus condiciones sociopolíticas que en los contextos particulares. Así, por ejemplo, África está plagada de gobiernos negacionistas que lo son porque no pueden asumir los costes económicos que supone imponer confinamientos y restricciones brutales. En Occidente somos afirmacionistas aunque enarbolemos justificaciones también falaces que, no obstante, las creemos más ciertas porque provienen de nuestros gobiernos.

Muchos organismos habían detallado hace años estrategias para decidir qué hacer ante plagas bíblicas y coronavirus demoníacos. En ellas se analizaban todos los aspectos que conciernen a combatir patógenos y los pros y contras de las diferentes soluciones, especialmente las no farmacológicas. Cabe preguntarse por qué pudiendo encarar de una manera equilibrada y racional la pandemia, los gobiernos del mundo entero se han dedicado a improvisar contramedidas delirantes, una tras otra, sin conseguir atajar nada hasta que la ciencia (la de verdad) ha gestado las vacunas al margen de ellos. Yo respondo: porque ni siquiera los simones leyeron esos informes. La pandemia tuvo enfrente prebostes cegados por el pánico y los resultados a corto plazo que minusvaloraron la asfixia atroz que después causan. Y en ello siguen.

Por miedo la gente olvida incluso su propia dignidad, como en las avalanchas humanas donde se pisan y matan unos a otros en plena estampida. Desde hace un año seguimos desesperadamente a la carrera, una carrera en la que dislates cualesquiera tienen cabida y los destrozos ocasionados se asumen como daños colaterales de los que nadie es responsable. Proclamaban un mundo mejor a la salida del túnel y resulta que para esa utopía se ha cimentado el sectarismo más atroz e inculto que se haya visto en mucho tiempo: menos democracia, menos libertad y más arbitrariedad. Por eso tildamos de excreción las opiniones de todo aquel que, razonadamente o no, se opone a comulgar con las ruedas de molino que nos han impuesto en aras del procomún.

Dejen a Miguel Bosé en paz y soslayen sus opiniones particulares porque descentran el debate verdadero. Pregúntense qué coño de análisis calculador hemos realizado los demás para que, acallando la evidencia de los datos que no nos son propicios, esto de la pandemia haya necesitado del más inmenso varapalo económico y político y social que en muchos siglos se haya contemplado.