En
ocasiones nos gusta indagar sobre la inmensidad del Universo y por eso cualquier
persona sabe (o debería saber) que la estrella más próxima al Sol es Próxima
Centauri, a un parsec de distancia. Parsec es un nombre feo para una distancia:
no lo asociamos a metros salvo que medie afición por la astronomía o por la
carrera Kessel de Han Solo, en cuyo caso responderemos que en metros son un
tres seguido de 16 ceros. Cualquier número seguido de 15 o 16 ceros es muy
grande y la cabeza se marea solo de querer imaginarlo, sin advertir que tras Próxima
Centauri hay mucho Universo por observar: unos cuatro mil millones de parsecs, cifra
que en metros supone añadirle 26 ceros a un uno. Sepan que algunos se hacen
astrofísicos solo por esto…
Decía
que la vastedad del Universo abarca más que el cielo. Si miramos hacia abajo (o
lo que diantre quiera significar en este contexto tal adverbio) no hallaremos parsecs
ni a Han Solo, aunque sí al increíble hombre menguante y sus femtómetros (o
fermis), que en metros supone un uno dividido por quince ceros. Nuevamente,
quince ceros son muchísimos, aunque estén en la parte decimal. Un protón mide
2,5 fermis. Nosotros, los seres humanos, nos encontramos justo en medio de la
escala que se extiende del protón a Próxima Centauri. Y por debajo del protón
también hay mucho espacio vacío, como dijo en cierta ocasión Richard Feynman,
inaugurando con ello hace 60 años una famosa disciplina científica: la
nanotecnología. Sepan que algunos se hacen físicos teóricos solo por esto…
Una
de mis columnas suele ocupar poco más de un minuto de su vida salvo que tenga
por costumbre efectuar una lectura lenta o se atranque con algo del vocabulario
que empleo en ocasiones y le guste acudir al diccionario. Salvedad mediante, repasar
lo que cuento en esta sección de los viernes a lo largo de todo un año consume una
microcenturia, que es la millonésima parte de un siglo (equivale a 56 minutos,
más o menos) y también la duración óptima de una conferencia, tal como
estableció Fermi, el científico que ya apareció en el anterior párrafo.
Los
debates electorales televisados duraron más. Como eran cuatro los candidatos,
cada uno tuvo un cuarto de microcenturia para convencerle a usted de que tiene
que votarle. Normalmente nos basta una nanocenturia para decidir el voto. Ya
ven: en esto de las elecciones también hay mucho tiempo arriba y abajo de
nuestra paciencia. Sepan que algunos se vuelven políticos solo por esto…