Si las noticias de allende el Atlántico se confirman, acaba
de subastarse un importante número de acciones o títulos de la empresa
Facebook. Si usted disponía de dinero (cosa complicada en los tiempos que corren)
y se enteró a tiempo, quizá sea ya un co-propietario (bastante menor) de la compañía
californiana. Y si así es, dígame por favor, pues me cuesta entenderlo, dónde
está el truco, por qué esa empresa vale tantísimo dinero, qué es lo que vende
para que su negocio sea un éxito. Zara vende ropa. Apple vende chismes.
Talleres Suárez vende servicios de chapa y pintura. ¿Qué vende Facebook?
Vaya por delante que, en mi opinión, Facebook no es sino un
panel de anuncios individualizado al que le han unido las chorradas más
inútiles que uno pueda imaginarse. Sirve para estar en contacto con la gente:
de acuerdo. Sirve para tener ahí a los amigos y a los que comparten intereses
comunes: vale. Sirve para que usted pierda el tiempo con sandeces del tipo galletitas
de la fortuna, granja virtual, preguntas absurdas: idioteces sin remedio. Y sirve
para cotillear sin parar, saber de las vidas ajenas y hacer de este patio de
vecinas (porque eso y solamente es una red social, leñe) el parangón universal
del chismorreo. ¿Y alguien puede hacerme creer que, por todo eso, Facebook vale
la millonada que dicen que vale?
Aquí hay gato encerrado. O eso o la locura se ha adueñado
del mundo de una forma mucho más absoluta de lo que pudiésemos imaginar. Porque,
¿de dónde saca esta gente el dinero para pagar sueldos y hacer de su dueño uno
de los tíos más ricos del planeta? Me gustaría ver sus ingresos por publicidad:
¿o acaso usted decide consumir Coca Cola o comprarse un Toyota por un anuncio
visto en Facebook? No, ¿verdad? Ni usted, ni nadie. Que una empresa como ésta
deambule por la estratosfera del mercado tiene mucho que ver con la información
que guarda en sus tripas. Y los usuarios creyendo que lo que hacen es
divertirse chismorreando juntos acerca del último concierto de Lady Gaga o
intercambiando las fotos del fin de semana…
Qué tiempos estos que vivimos, qué de misterios oculta.
Imagino que, de aquí a unos años, en alguna nueva crisis, Facebook y otras
empresas del ramo se darán una galleta que ni la de la fortuna ésa que tienen en
sus aplicaciones. Pero mientras tanto, vivir para ver: un modelo de negocio vacío
convertido en éxito absoluto, y su dueño, que no será tonto pero muy honrado
tampoco parece, portada del Time.