Millones de telespectadores boquiabiertos con las exequias
de Michael Jackson. Setenta mil aficionados clamando o criticando, según
proceda, a CR9. Honduras cayendo en el golpismo militar. Cientos de muertos en
una China a la que nadie levanta la voz. Y yo preocupado porque nos cierran
Garoña…
No debería. Han dicho, quienes mandan, que tienen un plan.
Un plan de reactivación económica, o sea, que es cierto que se deprimirá la
economía de Miranda de Ebro y Merindades, pues nadie reactiva lo que está activo.
Un plan de impulso a las energías renovables, consistente en acabar con una
central nuclear que podría convivir perfectamente con ellas, como venía
haciendo. Un plan de infraestructuras y turismo, como si aquello, aparte de ser
un paraje muy bello, pudiera convertirse en un enclave neo-marbellí tractor de
masas humanas. Un plan tienen… El único plan existente es el deseo de cerrar
las centrales nucleares, alegando lo de siempre, que si antigüedad, que si
residuos, que si vida útil, sin aportar la más mínima argumentación sostenible.
A los cientos de trabajadores directos e indirectos que
trabajan en Garoña, y a quienes reclamamos una pizca de cautela, de
comedimiento, de sensatez, de no actuar de acuerdo a las tablas de la ley de un
ecologismo ciertamente trasnochado, el cierre de la central nuclear no ha de
reportar ningún bien, por mucho plan que digan que tienen, que eso se olvida
pronto y luego pasa lo que pasa, que de plan nada. Al mix energético nacional,
tampoco, aunque se quiera explicar que un 1% del suministro parece bien poca
cosa, sobre todo cuando no se compara con otros porcentajes más ínfimos a los
que no se aplica el mismo descalificativo.
No se cierra, además, una central cuestionada. El
CSN no la cuestionó nunca, y no sirve alegar otra cosa desde un punto de vista técnico,
que en esto siempre parece que las opiniones viscerales tienen su punto de
consistencia, cuando no es así. Lo que se cierra, me temo, es el futuro
inmediato de una energía que aún ha de facilitarnos mucho las cosas, por muy de
acuerdo que estemos todos en que ha de irse reemplazando. Sí, pero no tan
pronto. No ahora. Esta energía, la nuclear, consiste en estructuras
perfectamente operativas, con exigentes controles de seguridad, e inversiones
productivas que para sí quisiera el resto de la industria. Una energía imprescindible
para planificar el futuro de la sociedad moderna. Pero ese plan, ése
precisamente, no lo tienen.