jueves, 16 de julio de 2009

Errare Humanum est


La negligencia de una enfermera ha ocasionado en Madrid la muerte de un bebé neonato. Los diarios en España y Europa hablan de la indignación que recorre este país a causa del trágico error. A estas horas, la enfermera que lo cometió debe de estar sufriendo tormentos realmente angustiosos. La familia del bebé, por su parte, no podrá hacer otra cosa que llorar con incredulidad y amargura, la pérdida.
La indignación general de la sociedad civil ha dado paso, demasiado rápidamente, a emociones encontradas. Por un lado, los medios han recogido la agresiva defensa corporativista de la infeliz enfermera, que se encuentra suspendida cautelarmente de sus funciones. Por la otra, y proveniente casi de la misma orilla de información, se escuchan voces solicitando una revisión profunda de la sanidad.
Para mí, el análisis es simple. La enfermera se equivocó. Incomprensiblemente, además. Se me ocurren muy pocas razones por las que alguien pueda administrar leche nutricional por vía venosa. Supongo que acudió demasiado rápido a atender al bebé, y no se acordó de que estaba suministrándole leche en lugar de un medicamento. O no se dio cuenta. O iba pensando en otra cosa. O se sentía nerviosa por ser el primer día en esa unidad. O tenía prisa. Qué sé yo. Miles de médicos y enfermeros realizan a diario su labor de manera magnífica, bajo presión y en ocasiones sin muchos recursos, y no por ello confunden las sondas de manera sistemática, o se olvidan de comprobar lo que van a inyectar a un paciente. Y que conste que digo todo esto con la máxima comprensión y cariño ante la amargura de esa joven enfermera, a quien quisiera transmitir mi aliento y mi ánimo y no solamente el reproche. Pero deseo reivindicar que nuestro sistema sanitario me parece excelente. Mejorable sí, pero excelente también. Y buena parte del prestigio que se le reconoce más allá de nuestras fronteras, proviene de la estupenda labor de sus profesionales. No puede zozobrar simplemente porque alguien haya cometido un error trágico. Ha errado el ser humano. El sistema debe acusar el golpe y seguir mejorando.
La muerte del bebé no es reparable, ya nada le devolverá la vida. Y esa pobre chica tiene aún mucho que vivir. Asumirá sus responsabilidades, aprenderá a soportar su inmensa pena, y seguirá adelante. Porque no era su ánimo provocar la muerte del bebé. Simplemente hizo algo mal, con terribles consecuencias. Porque eso pasa con la vida. Que así de frágil es.