viernes, 31 de mayo de 2024

La jungla en la fosa oceánica

La aprobación de la dichosa ley amnistiadora (demostración completa de que, en política, gobernando un país, se puede hacer lo que le dé la gana al mandamás de turno con la connivencia de los suyos y la obligación de los asociados, con independencia de cartas magnas y jueces y leyes y lo que se quiera poner en el camino) ha coincidido con la noticia de una chica llamada Taylor Rich que ha venido hasta el país amnistiador a cantar en un concierto y enfervorecer a las masas (porque a ese tipo de conciertos solo se puede acudir de un modo: en masa, lo mismo que a la penúltima tienda-todos-los-días-lo-mismo de Zara o un club donde se alterne con comedia). 

La ley para la amnistía a perpetuidad de tipejos que se lo han llevado crudito durante décadas (parecieron ser eones) a costa de la parvedad de sus tropas catalanistas en todo lo referido a quiénes son y qué deberían realmente ser (porque en esto de las necesidades humanas y sociales, y sobre todo en las independentistas, sucede lo mismo que con las fosas abisales de los océanos: engullen trasatlánticos y toda clase de buques enormes sin que su apetito se vea jamás satisfecho), hace tiempo que se venía descontando (del propio tiempo, claro). Si alguna vez pensó usted que no podrían coexistir en el mismo hemiciclo ciento setenta y pico seres (parlamentarios) de una tenuidad política tan alevosa como cementada, olvídese: los hay. Sucede que, como el idiota ese de la avaricia insaciable (igual que las mencionadas fosas del pacífico) ha llegado a mandar en este país aunque, realmente, no mande nada, salvo en lo de colocar a amigos y familiares y conocidos y sirvientes en altos puestos de todo lo que su desgobierno toque, y a ese tipejo, casado con una hermosa mujer cuya beldad compite con su avaricia, igualmente legendaria, los suyos le deben el comer caliente y la pensión vitalicia y toda la erótica esa del poder avasallador que sucede cuando te hacen ministro, tengas o no talento para ello (ahora sucede que no se tiene). A los asociados les conviene que las ruindades sigan rodando, que continúen mientras puedan, porque en el momento que se detengan saben que se quedarán todos con el culo al aire (culo pajarero, que decíamos de niño, sin saber a qué se refería tal cosa de los pájaros).

¿Y nadie se opone? Creo que enfrente hay unos tipos liderados por un gallego bastante pánfilo, pero han decidido no meterse en muchas discusiones así los parta un rayo: para eso está la prensa y los críticos, gentes bregadas en esto de cantarle las cuarenta a los cientos que se sientan en los escaños azules, y a quienes desde esos mismos escaños, y desde la puerta monclovita, que es donde parece que últimamente reside la voz de la nación (sin que nadie diga tampoco nada), se amenaza con la extinción. También hay enfrente otros tipos, de los de misa diaria y comunión obligada, tan opusianos como patéticos, cuyas convicciones han transitado de lo ultracatólico a lo prístinamente comunista sin mediar siquiera un riachuelo por medio que dificulte el tránsito, y pese a ello la gente los vota (creo que porque aún no se han dedicado a leer lo que realmente dicen los meapilas que ensalzan al cristo rey), incluso contra viento y marea, que estos tampoco saben desfollar políticamente las barbaridades del andoba ese que tiene bella esposa y caradura como hermano (y tíos y primos y padres y suegros y amigos y sirvientes), todos ellos con etiqueta "búscatelavida". 

En fin. Unos por orangutanes, otros por simples macacos, menuda jungla tenemos montada. Menos mal que vienen chicas cantantes ricachonas a explicarnos dónde se halla la realidad. Por cierto: saben que lo de Taylor Rich es  ironía, ¿verdad?.