viernes, 15 de diciembre de 2023

Amnistiando, que es gerundio

No sé a qué viene tanto revuelo con este tema tan de moda de las amnistías. Soy de la opinión de que se amnistía poco. Alguien inventó el tortuoso camino de los indultos y, hasta el momento, a él nos hemos ceñido, si bien es cierto que dicho ceñimiento corresponde solo a quien nos gobierna y que puede hacer con ello de su capa un sayo. Al final, esto de mandar y de la política no es otra cosa que realizar lo que al mandamás de turno le pase por los cancanujos, sea o no sea beneficioso para el pueblo: siempre hay o habrá un pueblo que se beneficiará de cualquier decisión que se tome, y en caso de que no lo haya, porque sea uno solo el beneficiado (algo que pasa muchas veces, demasiadas) también es posible crear de la nada a ese pueblo aclamador. 

El mejor ejemplo es este de las amnistías de los procesistas: ahí tienen ustedes a todos los jaleantes del pesoe y los gobiernos progresistas que, no contentos con decir Diego donde dijeron digo, aplauden hasta con las pestañas las inmensas oportunidades que contempla eliminar los delitos que cometieron los secesionistas, indultarlos de aquellos por los que fueron declarados culpables, y ahora amnistiarlos para que sus expedientes queden libres de toda mácula. Dirán ustedes que exagero, y que no todos los pesoeros son jaleadores: y un huevo duro también. ¿Ha visto usted a uno solo de ellos que, en la Cámara Baja, haya roto la disciplina esa de partido porque su conciencia le impide apoyar semejante ignominia? ¿Ha visto usted un solo comunicador de prensa o radio o televisión que, públicamente, se haya rasgado las vestiduras ante este episodio inequívocamente hispano por el que se van de rositas todos aquellos que solo esperaron (y aún esperan) chupar del bote carrasco? No, ¿verdad? Pues no me vengan a  mí con cuentos. Me río yo de los pajes de los reyes majicos…

Lo que no entiendo es por qué solo se amnistía a los procesistas. Puestos a amnistiar, habría de concederse semejante dádiva a todos los presos comunes del país: unos porque ya han cumplido bastante tiempo de sus penas y seguro que se sienten arrepentidos, aunque vuelvan a delinquir (esto de confirmar el no arrepentimiento es indispensable para una buena amnistía); otros porque, total, ya hay leyes y mandatos gubernamentales que rebajan sus años de prisión (cítese a todos los violadores y asaltadores de damas); y los restantes, porque son muchos y como voten en contra pondrán en grave aprieto al chuloputa este que nos gobierna y, de paso, a la coalición de malos malvados que lo sostienen. Además, que está feo hacer distingos, coño: o todos a la cárcel, o ninguno. Pues ninguno.