viernes, 16 de junio de 2023

Mediado va

Mediado va el año y, como por asombro, las nubes enormes, grandes, blancas y negras, siguen engalanando las tardes y dotando de hermosura a un cielo que siempre creímos azul por estas fechas. Se va acercando el solsticio y, con él, el bochorno inmenso de las noches mágicas (que no majicas) alrededor de un fuego. Nos vamos cargando, no precisamente poco a poco, sino a toda máquina, las costumbres más arraigadas, las tradiciones más seculares, las usanzas más autóctonas, pero seguimos empeñados en abrazar, cuales farolas con alcoholímetro, las más incoherentes. Hace seis meses, el jalogüín ese de las narices, que no puede haber cosa más horripilante y de peor gusto cuando es debido recordar a los muertos (ojalá un día los antepasados se levanten de sus tumbas como zombis vivientes peliculeros y se coman a todos las medianías que se disfrazan de ellos, para, ipso facto, volver a las cárcavas a seguir bien muertos, pero en paz: tanto pazguato irreverente lo tiene más que merecido). Ahora, el solsticio, nacimiento del estío y fallecimiento del periodo vernal, sorprendente, aunque casi nadie repare en ello, porque no sucede a medio camino de los equinoccios, como tampoco el invernal dura lo mismo que el estival, y hará usted muy bien en preguntarse la razón, en caso de desconocerla, y buscar la respuesta en Copérnico y, mejor aún, en Kepler y todos los gigantes que los siguieron.

Mediado va el año, con las gentes planteando sus vacaciones. Ya saben que lo mío es pedalear, leer y huir otro poco de lo mundanal, que es el ruido, que nunca se huye lo suficiente ni se aleja uno lo bastante de este caos citadino que, de puro enloquecimiento, ha vuelto a todos absurdos. Mas, este año, por sorpresa, con el verano arriba también lo que algunos llaman una cita electoral, la más importante y útil, la que permite entronizar a individuos con egolatrías infectas para, en aras del buen gobierno, desbaratar todo aquello en que sus psicopatías prenden mecha (y ya saben de quién estoy hablando), como dar pábulo a señoras irrelevantes en casi todo que desfogan sus propuestas a micro abierto amenazando con más impuestos y más trampantojos, lo mismo que olvidar no puedo a ese señor gallego que tan mala espina me da… Total, que toca escoger entre lo horrendo conocido y lo vaya usted a saber qué por conocer nos queda.

Mediado va el año. Cómo pasa el tiempo, que diría el otro. Les juro que sigo pensando que ayer fue la festividad de Reyes, pero el tiempo (climático) no acompaña, lo cual me induce a sospechar que esta propensión mía a no querer ver cómo se suceden los días, las semanas o los meses no es otra cosa que este profundo e inveterado espanto que tengo a verme cada vez más envejecido.