viernes, 10 de marzo de 2023

Ferrovialio de mi vida

Esto de Ferrovial es mucho más divertido que lo del día de la mujer que agacha la cerviz ante el muy masculino castigo divino (¿divino?) de tener que ganar el pan con el sudor del sobaco (queda más fino que sea la frente). Y mucho menos que lo de Indra, que es un lodazal tan hediondo que bien merece ser denominado estercolero gubernativo. Vaya por delante que lo divertido del caso Ferrovial consiste en sentarse en el sofá a contemplar cómo la corte ministerial sale en tromba a amenazar a una empresa participada solo por sus accionistas (no por el Gobierno en ninguno de sus tentáculos), más concretamente a la familia heredera del fundador, que ostenta la alta dirección de la misma. A lo del antipatriotismo le siguió toda suerte de intimidaciones fiscales y legales, creo que no se dejaron ni una sola en el tintero. Ya me dirán cómo pueden dar lecciones de patriotismo los mismos que viven muy entretenidos en el empeño de destrozar la patria, pero qué más da: aquí se arrean los sopapos sin reparar dónde, ni falta que hace. Si se mueve, atiza. Si habla, intimida. Y si está quieto o callado, tíldalo de fascista.

Lo del feminismo es un coñazo (bendita expresión). Yo, muy a mi pesar, ya no sé lo que se defiende el 8M: que si abajo los putiferios, y resulta que los suyos se van después de putas; que si acabar con los violadores, y resulta que los dejan libres antes de tiempo con leyes promulgadas con la intención de verlos sangrar. Que si arriba la paridad, y resulta que un maromo con badajo alcanza su ambición con solo cambiarse de bando y hacerse llamar Natalia, amén de que huelga la pregunta de para qué hacerse hombre, habiendo nacido mujer, si en estos tiempos el hombre es definido como delincuente per se. 

Lo de Indra, que tiene todo el aspecto de ser un falconcrés o un dalas aunque en lugar de viñedos y coches haya políticos y cretinos (muy listos) que quieren ver devuelto su dinero porque lo de las prisas no les ha salido nada bien y cada vez va a peor, pues qué quieren que les diga. Que prefiero lo de Ferrovial. Al menos esto último lo entiendo y no me aburre. Indra se va a quedar aquí, no sabemos cómo ni con quién, pero si los accionistas (los dueños) de la empresa constructora quieren llevarse su sede central a otro lugar de Europa (Europa, sí, no las Antillas o Panamá: ahora ser europeo es no ser patriota), lo mejor que pueden hacer es dejar desgañitarse a esta panda de imbéciles que nos gobiernan pensando que somos todos idiotas. Los suyo, tal vez. Los demás, ni por asomo