viernes, 4 de junio de 2021

Luz refulgente

Esto de la luz no tiene remedio. Con la cuestión del calentamiento arribó la de la energía. De repente todo fue clima y sostenible. Pero se sigue degradando el planeta, aunque lo haga más lento. No sé quién dijo aquello de que evolución es hacer una carrera hacia el abismo. Cuando nos hayamos extinguidos, descansará el planeta. Una lástima que no quede nadie para verlo (ni disfrutarlo).

Con el cambio de modelo energético, cambió (porque se incrementó mucho) la factura de la luz. Las llamadas renovables fueron bautizadas también como gravosas. En España, con la implosión inmobiliaria, descubrimos que el sol cuando calienta, allá en la playa, resulta limpio. El astro puede que lo sea: lo que está sucio es el sistema eléctrico en el que irrumpió Helio, achicharrando la cartera. Protestamos: ciudadanos e industrias. ¡No puede ser! Pero, oiga, ¿no queríamos ser campeones olímpicos de lo renovable? ¿No buscábamos energías limpias, abundantes y baratas? Tanta limpieza y tanta abundancia no ha de haber cuando lo que prevalece es, justamente, lo poco barata que se ha vuelto la luz. ¡Luego dicen del petróleo y la gasolina!

En Europa somos así de chulos. Emisiones o precio. Eso del coste ha de ser solo cuestión de pagar, como las tasas e impuestos, y a todos parece que nos sobra el dinero (bien lo sabe nuestro Gobierno). Pero las emisiones son suciedad que dejamos a los descendientes (como la deuda, aunque esa no la quieren disminuir) y ciudades anegadas por los océanos, que nadie se explica por qué no están aún anegadas. Pongamos directivas en Bruselas: cero emisiones, aunque para ello debamos de convertir el desarrollo económico en una cuestión de China (la del virus, la misma). Y hagamos caso al ecologismo: lo nuclear es caca y la hidráulica no sé qué tiene que no gusta (justo las dos más baratas: somos unos genios).

La factura eléctrica que me llega con periodicidad ha estado subiendo todo el tiempo y lo seguirá haciendo. Lo mismo que los ingresos fiscales del Gobierno. ¿Bajar impuestos? ¿Reducir el IVA? ¡No me haga reír! Hablamos de políticos: una vez elegidos hacen lo que sea para incrementar el gasto del Estado (y Estado somos todos, incluso los soberanistas). Mejor ajustar (otra vez) el sistema tarifario teniendo en cuenta las costumbres de los ciudadanos para, precisamente, hacer que paguen más. Llevo años poniendo lavadoras por la noche (cierro la puerta para que no asuste el centrifugado) y da lo mismo. Lo seguiré haciendo, pero no por pensar que voy a ahorrar algo.