viernes, 7 de mayo de 2021

Peneuvismo ardiente

Consciente soy de que las cuestiones de España (del Estado, que dicen aquí, subsumiendo a lo administrativo todo lo demás) parecen importar poco a los vascos. Y las cuestiones de Madrid, menos. Digo lo de parecen porque si uno atiende los titulares autóctonos las noticias de allá apenas despiertan acá interés incluso hoy. Pero las cosas no son tan simples. No cuando en Madrid, y al frente del Estado, los vascos colocaron a un tipo para ejercer de Presiliente incluso en estas tierras donde se habla el vascuence.

Claro, lo situaron los del peneuve por aquello de quítame un indolente y ponme un descuidero, que tengo el cazo listo y se trata de eso, de seguir arrimando las ascuas a las sardinas euskaldunas, aunque para ello haya que colocar el argunero en un país ardiendo por todas las costuras. Creo que lo llaman fidelidad a la vasca, o gobernabilidad en salsa verde. Algunos lo tildan de cálculo, pero ignoro a qué operación matemática se refieren: si a la sustracción o la división. Lo malo de colocar a un tipejo cuya sola ideología política es la de no tener reparos en ambicionar el despotismo es que, antes o después, te la cuela doblada, que decía el otro. Por ejemplo, privilegiando a los señores esos de la guerra y no a usted, vasco de pro y peneuvista clarividente que se conforma con que le dejen perimetralizar en paz y un cuartel. El Estado arderá, que es lo que se pretendía, y uno de los pueblos de ese Estado se defenderá del incendio enalteciendo a los neoayusos Daoíz y Velarde en unas elecciones que a nadie deberían haber importado (pero cuánto importan, de hecho) para que lo apaguen. Y todos sabemos cómo es un cortafuegos…

Por el humo se sabe que hay cortafuegos. Y ese mismo humo no entenderá llegado el momento que no debe trasponer las faldas del Aitzgorri o la corriente del Sabiote en Baltezana. Porque Euskadi es verde, y llueve mucho, y en sus tierras feraces (antaño feroces) se cultiva los peneuves, que arraigan en todas las etxeas. ¡No hay razones para ser bombero! Pero algunos plantan bildus que son como jalapeños, y al Presiliente le encanta el picante y todo lo que escupa llamas. Diría más: en alguna esquinada aldea vasca algún fulano quiso plantar voxes y le salió uno donde antes no crecía ni la hierba. Luego dirán que no se injertan los cultivos.

Por infidelidad a un registrador aburrido, el peneuvismo nos endilgó a los demás un mendaz fulano, un fuego y una revolución. Hoy tomaré un zurito a la salud de los audaces que pueblan las tierras vascongadas.