viernes, 5 de marzo de 2021

Virus realzados

No acabo de entender por qué las hijas del Rey Emérito no pueden vacunarse en Emiratos si viajan al país del Golfo para visitar a su padre emirático. Hasta donde sé, esas vacunas no las paga el Estado, es decir, nuestros impuestos o deuda pública. ¿Desde cuándo está prohibido que un ciudadano español se vacune en el extranjero, máxime si está obligado a ello?

Este país es una casa de locos desde que lo gobiernan dos naderías en conjunción mareática. Cuando yo era universitario, había unos cuantos que siempre armaban el gran pifostio por lo que llamaban “prebendas de profesores”, que no era sino disponer de comedor aparte y plaza de parking. Daba igual que se explicase lo de los beneficios que las empresas ofrecen a sus trabajadores al margen del salario: ellos seguían, erre que erre, con la perorata de la igualdad y de acabar con los favoritismos y demás monsergas revolucionarias. Algunos pifostianos hoy se encuentran bien amarrados a la pata de un ministerio (da lo mismo cuál, es lo de menos), por eso de que hay naderías que llegan muy lejos con la marea, y urden ardides para que sus niñeras las pague el estipendio mancomunado de la ciudadanía. Pero claro, el juego del tiro al rey, no importa cuándo o por qué, produce buenos réditos, mucho mejores que explicar por qué razón exigen a los demás aquello que ellos se permiten con holganza.

Dirá usted, caro lector, que reyes y familiares han de dar ejemplo hasta cuando no debieran. Y seguramente sea así, pero solo en cierta medida, porque en muchas cuestiones tienen los mismos derechos que usted y yo. O puede que lo diga porque usted ni es rey emérito cargadito de turrones suizos ni tampoco ninguna de sus hijas, y simplemente tenga una envidia terrible (y una rabia que para qué le voy a contar) a ellos y a todos los felipes, amancios y botines por quienes a usted complace meter en el saco de los afortunados que merecen ira y envidia perpetuas. Si es así, de verdad: por qué no se calla.

Yo no he pasado la Covid ni seré vacunado muy pronto. Y qué. Me alegra que cada vez más gente haya sido inoculada con ARNm, en España o en Indochina o en el Golfo Pérsico, guardando turno (que algunos se han saltado) o pagándolo desde el trono o el orinal. Lo que me satura, me cansa y me aburre, es escuchar erre que erre, a todas horas, a quienes, desde que aprendieron a odiar, jamás aplacan las imposturas por cuestiones como que un profesor universitario aparque su coche en una plaza asignada. Y encima nos mandan. Joder, qué tropa.