viernes, 8 de mayo de 2020

NiN-NiN

"Claramente, las reglas de distanciamiento social están ahí para todos. Son muy importantes porque constituyen la forma en que lograremos controlar el virus”. Esta cita pudo haberla formulado hace una semana el dimitido director de emergencias de Osakidetza, pero pertenece a Neil Ferguson, catedrático de Imperial College y uno de los asesores científicos de Boris Johnson que propuso la estrategia de reclusión en el hogar en el Reino Unido, y que se la saltó por ir a ver a su amante. Haz lo que yo diga, no lo que yo haga. Será que la “vieja normalidad” que ha reclamado Rafa Nadal es atractiva hasta para quienes abogan por la NiNi (ni nueva, ni normal). Y gracias que no nos mantienen bajo arresto hasta que al coronavirus le dé por morir de asco. Aunque nunca se sabe.
Algunos pensadores se preguntan cómo podemos ser los europeos tan obedientes cuando nos retiran las libertades individuales. En Francia, muchos ciudadanos africanos se siguen reuniendo en la calle para hacer negocios y barbacoas (buen gatuperio) pese a las restricciones, y cuando acude la policía a disolver el jaleo se indignan y acaban a pedradas con las fuerzas del orden. Imagino que hay que ser muy africano (pobre, huido, desterrado) para defender con saña la libertad que por poco cuesta la vida alcanzar. El resto de nosotros agachamos la cabeza y, todo lo más, decimos “asco de gobierno”.
Por llegar (el porco Gobierno) tarde a prevenir la peste anunciada, nos castigan a todos: unos a morir, los demás a la ruina. De la emergencia para descongestionar UCIs a la emergencia para vaya usted a saber qué. Yo ya no tengo ni idea. Otros lugares se han resistido al estado de alarma y les ha ido mejor que a nosotros, que llevamos dos meses encerrados. Y si decretan otros dos más, pues como silencio de corderos, aunque se vaya todo al carajo. Obedientes hasta en la cama, que decía Jarcha. Hasta la miseria, diría yo.
Si usted no sabe comportarse precavidamente al salir a la calle, métase en un agujero y déjenos a los demás sanos. Y si los gobiernos (regionales o nacionales) no saben gestionar mejor que hasta ahora, empezando por proteger a los sanitarios, que se vayan a tomar viento fresco ellos y su miedo. Porque tienen pánico a un virus que les ha descubierto todas sus inepcias, pero no parece que nos teman a nosotros, que deberíamos estar a toda máquina tratando de devolver las cosas a su sitio y, en cambio, nos mandan al paro. ¡Qué NN ni qué ocho cuartos! Esto va de estar cada uno en su sitio, no en casa.