viernes, 11 de mayo de 2012

Ya somos poderosos

Ya no solamente lo son ellos, las elites financieras, empresariales, políticas. Ya no solamente abrazan el poder quienes desde su influencia disfrutan de capacidad para decidir el camino a seguir. Administrarán la supremacía que aún mantienen, pero somos nosotros, los ciudadanos asolados por el sufrimiento, el sacrificio y la pobreza, quienes más hemos crecido. No en dinero, No en capacidad. No en influencia, o no demasiado. Pero sí en poder: su crisis (es la de ellos, ellos la crearon, la permitieron, la ocultaron: nunca lo olvide) nos ha vuelto audaces, sabios, escrutadores, ejemplares interrogadores del tercer grado social y económico. Yo jamás me había dedicado a leer tanto sobre finanzas, sobre política, sobre lo que unos y otros, en el idioma que sea, opinan de este entresijo de relaciones decadentes que conforman la economía y, con ella, la sociedad imperante hoy en día. El conocimiento es el poder. La coherencia entre nuestros actos y nuestro conocimiento, el mejor motor para cambiarlo todo (se lo digo a los del 15M).
Está acabando la crisis. El destrozo perdurará unos años, pero ya nos hemos venido al fondo mismo de la ele japonesa (o de la letra que ustedes elijan mejor para caracterizar el ocaso) y hemos descubierto el nuevo mundo en el que habremos de vivir a partir de ahora. Nunca recobraremos el esplendor de estos últimos años, es mejor que nunca lo recobremos: ganaremos en dignidad y honradez y nos podremos dedicar al arte y a la vida, nuestros hijos dejarán de querer ser futbolistas o súper directivos para volver a sentir el influjo extraordinario de lo vocacional y verdadero. Con ello nos despediremos de toda la obscena opulencia, pero recuperaremos la confianza, dejaremos de pensar en atesorar más que el vecino, volveremos a ayudarnos los unos a los otros, y la sociedad se construirá mejor y más sólida, porque lo que hemos visto crecer hasta ahora es una gigantesca mole de individuos egoístas y deslavazados.
Pero lo mejor, y quiero creerlo así, es que, con el fin de la crisis y el inicio de la nueva era en el nuevo mundo del fondo de la ele, los ciudadanos habremos aprendido los resortes de los poderosos, comprenderemos sus maneras y sus mentiras, serán incapaces de volvernos a ocultar la realidad subyacente porque, o bien la descubriremos, o bien la intuiremos. En este paraje yermo de la ele que se extiende al infinito nosotros, los ciudadanos de a pie, seremos los poderosos. Nosotros. No ellos.