jueves, 4 de junio de 2009

Europa no mola


He pensado no votar en las elecciones al parlamento europeo, e incumplir así con mis obligaciones de ciudadano. Y que nadie interprete mi opinión como una proclama por la abstención. Que cada uno haga lo que desea, faltaría más.
Sucede que me siento cansado de esta dualidad política absurda. Máxime cuando se refiere a lo de Bruselas. En el parlamento europeo unos y otros defienden lo mismo en un 70% de las ocasiones. Visto así, parece lógico que los debates y campañas se estén librando en el farragoso terreno de la descalificación, la desavenencia, el incordio y la flojera de ideas. Pero sucede que no quiero verlo así. Que ese 30% de veces en que unos y otros votan distinto, es suficiente para pedirles que me expliquen cómo ven los contendientes su futura actuación en Europa. Y que se dejen en paz de atizarse con la crisis, los aviones presidenciales, el desempleo y las fuerzas armadas. Que se ocupen de cosas igual de valiosas e importantes y pertinentes.
En Europa se cuecen muchas, muchísimas habichuelas. Tantas se cuecen, y de tal importancia son, que me espanta que la ciudadanía esté pasando olímpicamente del tema. Usted dirá que yo también paso. Y no es cierto. Podré ser un abstencionista, pero no un pasota. Yo sé, como usted sabe también, que allí están los fondos FEDER, y la política agraria, y el Programa Marco de Investigación, y los fondos de cohesión, por citar unos pocos ejemplos que mueven euros a millones. Están allí. No aquí. Y sé que esto de Europa, que es en lo que nos venimos embarcando desde hace ya unos cuantos años, se articula en ese parlamento al que los partidos políticos mandan a sus momias, a sus jubilados, a sus políticos quemados y a los que ya no dicen nada y menos hacen en todo el panorama político nacional. Que ya les vale a nuestros prebostes. Lo importante que es Europa y lo usan de cementerio de elefantes. Y por esta razón, que no por otra, no pienso votar ni a unos ni a otros. A lo mejor voto otra cosa, que si rasco un poco igual resulta que hay alguno que está siendo mínimamente coherente con el asunto.
Pero no sé de qué me espanto. Europa es una máquina que, si pudiera ir sola, o gobernada por un robot, mejor que mejor. A los políticos lo que les pone es la porquería de parlamento nacional que tenemos, y llamarse de todo en él, y hacer el ridículo más espantoso exhibiendo incompetencia y frivolidad a manos llenas. Pero Europa, lo que se dice Europa, no les mola nada de nada.