Qué manera de comenzar el año. Yo, hablando de fútbol. O mejor dicho, de
las maquinarias del poder. Del negocio de masas por excelencia. Porque si, al
menos, opinase de un partido… Pero no. Toca hablar de un tal Badiola, que acaso
mañana sea presidente de la Real Sociedad. O acaso no. Quién sabe.
Yo al único Badiola que conocía hasta el momento, lo ubicaba en un
escenario muy distinto. El Badiola del que hablo es catedrático de Veterinaria
y fue rector magnífico de la Universidad de Zaragoza. Se hizo muy famoso, al
terminar su rectorado, por disponer de un pequeño laboratorio, con becarios y
ayudantes, y analizar en él tejidos animales cuando lo de las vacas locas.
Aquel Badiola tenía sentido de la oportunidad. Salía en todas partes. Decía
cosas muy simples, y era bastante soso. Pero la gente quería escuchar las cosas
que decía.
Aquel Badiola me ha recordado a este otro Badiola. El del fútbol. No le conozco.
Ni he pasado por su ático (yo soy un don nadie). Pero durante muchas semanas le
he visto en las portadas diciendo cosas inauditas. Dado mi desinterés
futbolero, y por el calibre de lo que contaba, pensé que se trataba de un nuevo
presidente. Luego resultó que no era sino un candidato.
De verdad, yo me sentía estupefacto con sus declaraciones sobre chinos y
porcentajes y fichajes y creatividad empresarial. Pero sobre todo me tenía
flipando una medida en concreto. Mira que es Gipuzkoa tierra de tradiciones y
de rasgos identitarios históricos. Pues no se le ocurrió otra cosa que proponer
cambiar el nombre al estadio de Anoeta. Y la afición tan tranquila. Para
frotarse los ojos y no salir del asombro. La Real necesita dinero, sí, pero
oiga, eso del Pekín 2008… En San Mamés se deben estar desternillando.
Yo lo entiendo. A mí me ha pasado. Te pones ante un micrófono y es como
si te lobotomizasen. Comienzas a proferir obviedades, con porte serio y acento
grave, que así suenan mejor y parecen más verdaderas. Luego improvisas y
fabulas y haces el cuento de la lechera. Se supone que quien habla ante el
micrófono, es quien más entiende. Que por eso habla. Y los demás no. Pero
sépalo usted. Las tonterías y las bobadas también pueden convencer al más
pintado.
Pues a ver si le sale bien la jugada. Este Badiola ha aprovechado su
momento. Se ha atrevido con un equipo que yace en la segunda división. Eso
amilana a muchos. Históricos y no históricos de Anoeta. Empresarios y
políticos. De modo que reconozcamos su audacia. Yo le deseo mucha suerte en las
urnas.
Y dejo ya este asunto del balompié. Lo siento por los futboleros. Ya
subirá la Real, si juega bien y marca goles. Porque a mí lo que me gusta, de
verdad, es saber que, en lo cultural, Donosti es y sigue siendo de primera.