El odiado Trump no es sino un viejo ricachón metido en política. Quiero enfatizar el adjetivo y aislarlo como sustantivo. Es un viejo. Tan octogenario como repulsivo. Tan millonario como lamentable. Pero lo votaron los estadounidenses, principalmente por falta de comparecencia del adversario, pues la desaparecida Kamala Harris era, realmente, una vaciedad insoportable teñida de progresía woke. Trump, el viejo, ha decidido modificar la posición de EEUU respecto a la guerra en Ucrania (no entiendo por qué es mayoritario el uso de la preposición "de", como si la guerra fuera solo suya). Si Ucrania está en Europa, lo mismo que Rusia (al menos hasta los Urales, que es el trozo de Rusia donde se concentra el poder y el dinero), Trump, el viejo, ha pensado que Europa es quien debe liderar esa afrenta y lidiar con la guerra, estando como está a las puertas. Por citar una ejemplo de las extravagancias escuchadas en el viejo continente tras la decisión, diremos que para un tipejo llamado Rodríguez Zapatero, esta decisión de Trump pone en peligro los valores europeos. Ese inmundo tipejo resulta que es el amigo de un dictador infame llamado Maduro, quien seguramente representa de manera inequívoca esos valores europeos y europeizantes a los que se refiere el encumbrado en oro venezolano. Y así andan las cosas en cuanto a la izquierda por estos pagos, seres tan volubles como codiciosos, capaces de juntarse con asesinos y sus cómplices y coadyuvadores para reivindicar la paz (léase Bildu y su prole).
Aunque no nos demos cuenta, Europa es el escenario donde sucedieron las dos guerras mundiales, con permiso del Pacífico y de Japón en la segunda contienda. Europa engendró a Hitler, a Stalin, el holocausto, los pogromos, los gulag... todo ello en los últimos ochenta años (la edad de Trump, el viejo). Solo los dictadores de izquierdas en Asia mejoran el récord de exterminio de nuestros europeos satanes. Por lo sucedido en Europa se creó la ONU, ese organismo inservible, de mayor inutilidad que nuestro Senado, adonde van a parar las glorias obsoletas que se quedan sin empleo y no saben hacer la o con un canuto (Bibianas y Pajines, por ejemplo). Rusia, el viejo elefante a quien parece encantar la guerra, es un miembro permanente del organismo fundado para preservar la paz. Rusia es el Bildu del mundo. Por eso, en respuesta a las decisiones de Trump, el viejo, los países de Europa han decidido que necesitan una política común en cuestiones de defensa (defensa de Rusia) y, tal vez, un ejército europeo, porque lo de la OTAN era una forma de expresión yanqui, por mucho que digan.
Trump, el viejo, basa su criterio rupturista en mentiras e insultos hacia Ucrania (hacia su presidente y gobierno). Dice que Ucrania ha engañado a su país, involucrándolo en su guerra contra el invasor (Rusia). Pero la verdad, la diga Agamenón o su porquero, es que todos nosotros jaleamos desde el primer momento en apoyo a Ucrania, prometiendo permanecer unidos a su suerte hasta derrotar al putinesco dictador que se cree Alejandro Magno y es más bien chiquito (en estatura y en estrategias). Ucrania está desolada, repleta de muertos y obligada a defenderse con los recursos aportados por la generosidad europea y yanqui. Como Rusia tiene armas nucleares y el Baldomero ese es un imbécil muy capaz de caer en la tentación de emplearlas, tanto Europa como estados Unidos han estado viéndolas venir en los cuerpos sin vida y los edificios e instalaciones derruidas por Rusia. De hecho, mucho demonizar Europa al putinesco cretino, pero le siguen comprando gas y petróleo.
Seguramente la única baza que puede blandir ya el enano baldomero sea su rechazo frontal a que Ucrania pertenezca a la OTAN. Sobre todo considerando que la invasión por él promovida ha sido un tremendo fiasco (deberíamos estar hablando del hazmerreír del gigante achacoso, pero no lo hacemos). Trump, el viejo, hizo bien en liderar el argumento de que la guerra ha de acabar, de un modo u otro. Pero no estuvo fino agrediendo al agredido y defendiendo al agresor. En eso se evidencia que está achacoso y que jamás en su vida ha sido un tipo inteligente o fino. Tendrá muchos millones, que las secuelas del Titanic se prolongan hasta su fortuna, pero no tiene ninguna noción de estrategia geopolítica. En Europa nos hemos puesto enseguida a insultar a Trump, el viejo, tal vez con mayor desgarro que el empleado para insultar el otro viejo, el enano Baldomero. Lo que no hemos hecho ha sido reflexionar sobre nuestra confortabilidad e hipocresía. Y, como es habitual, hemos hecho exhibición de la nadería en que se han convertido los prebostes europeos.
Andan todos los gobiernos excitadísimos con reconvertir militarmente a Europa, para lo que se ha de aumentar el gasto en defensa y la deuda pública, ya de por sí exageradísima. Yo espero que Zelenski, el heroico cómico, no preste demasiada atención a la Comisión Europea ni a los estados miembro. Ucraniana ha impedido heroicamente la invasión de su país y ese es un dato con el que afianzarse a una realidad factible. Permitir compensar la deuda bélica con estados Unidos permitiendo que exploten sus tierras raras, es una satisfactoria manera de liquidar servidumbres (teniendo en cuenta que jamás había explotado esos recursos ni tenía planes para hacerlo). No puede entenderse con Europa: este viejo continente, mucho más viejo que Trump, está repleto de mindundis al frente de sus gobiernos. No tienen ningún plan ni saben ponerse de acuerdo en nada. Con quien tiene que entenderse, pese a todo, es con Trump. Guste más o no guste nada.