viernes, 7 de abril de 2023

Suma, pero sin teología

Los empresarios más ricos del mundo han apostado por enviar gente al espacio. Me sorprendió conocer que el octogenario capitán Kirk de Star Trek fue uno de ellos, el más anciano de todos los paseantes del universo inmediato. Al final, no es solo la vocación: en ciertos casos, se mimetiza con el trasfondo de las ilusiones que albergamos. El espacio es un inmenso vacío que rodea a esta pálida bolita azul que habitamos, esporádicamente interrumpido por colosales explosiones nucleares, cuerpos que orbitan unos alrededor de otros, y las ilusiones de los vivientes que alberga.

Pero no. Ahora espacio es también el lugar que ocupa una persona dentro de la simplicidad geométrica de lo político. Últimamente se habla un poco (creo que cansinamente) sobre el ámbito que se ha empeñado en diseñar (me niego a usar el verbo construir) la vicepresidenta segunda de este Gobierno, quien fue elegida para ser líder de su formación política por un individuo otrora afamado que huyó cuando le sobrevino una debacle política (perpetrada, a su vez, por otra mujer bastante más interesante), y que ahora ha decidido encabezar un nuevo proyecto político, ante lo cual no voy a objetar nada, faltaría más, pero sí comentar algo. Por qué siendo lideresa de un partido opta por iniciar otro, es cuestión en boca de todos, y tiene mucho que ver con la autocracia del otrora afamado individuo que la designó, un poco de la manera y modos con que designaba sus aventuras fuera y dentro de la cama. 

Ese proyecto lo han venido a denominar adición aritmética, pero más allá de tópicos e ideas insustanciales como las invocaciones a la alegría y a la felicidad (amén de otras invenciones muy chulas), nada sabemos del mismo. Está preñado de lirismo benedettiano y filosofía coelhiana: atrayente para mentes soñadoras sin intención alguna de sumergirse en sus fondos. El problema surge cuando uno se plantea unirse a tamaña vaciedad. Supone una renuncia total a trabajar en pos del bien común, siempre tan penoso y complicado, en aras de indicadores intangibles y vaporosos, pero teniendo en cuenta todo lo que ha sucedido alrededor de lo “woke”, que se basa en conceptos muy afines, una unión masiva hacia tales valores insustanciales, con apariencia de muy importantes, enseguida desembocará en una nueva modalidad de dictadura crucial. 

Hacen bien en llamarlo el espacio de la vicepresidenta: es obvio que se halla totalmente vacío. Pero de ese vacío vienen naciendo últimamente, quién sabe cómo, las decadencias más amenazadoras