viernes, 12 de junio de 2020

Perfectibilistas

¡Qué oficio el de revisionista! Ojo: no confundir con el historiador cuyo revisionismo es concluyente para perfeccionar el conocimiento. Este es un revisionismo populista por parte de quienes solo descuellan pretensiones ejemplarizantes. En algún momento, el revisionista descubre ucrónicamente una impudicia histórica que los demás (eso piensa) no hemos querido advertir. Con suerte, si la chorr… el hallazgo es renombrado, como no se puede modificar el pasado (condición incuestionable), concitará voluntades hasta que algún irresponsable consienta que se destruyan o denigren los vestigios de lo que es, por definición, irreparable. Y si han de rodar cabezas (estatuas, tenores, cineastas, escritores…), tanto mejor: mayor ensoberbecimiento.
Este afán revisionista se sustenta en apotegmas gnósticos. O sea: escarban con las uñas hasta dar con un asunto a escarnecer. ¡Tolkien fue supremacista! ¡Cortés, un exterminador! ¡”Gone with the wind”, puro racismo! ¡Churchill, racista y borracho! Solo interesa un buen titular de Twitter. Lo de la contextualización histórica, con lo aburrido que es, ¿a quién le apasiona? La Historia humana está repleta de guerras e infamias, pero algún que otro acto insigne guarda. Da igual, prevalece el neopuritanismo, al menos para una parte de la sociedad, rancia y decadente, que llena la cabeza de datos para aparentar que piensa y que encuentra regocijo en jactarse del paradigma de justicia universal a que conduce su vocerío ultramontano. Creyéndose moralmente puros, sin saberlo devinieron ignorantes.
A mí los niñatos analfabetizadamente supremacistas (lo son) me importan un comino. Pero los demás, ¡cobardes!, callan dando por buenos los métodos fascistas de los antifascistas. Y, precisamente por callar, la película es descatalogada y la estatua pintarrajeada. Pues mire usted: yo no hinco la rodilla así me clasifiquen del Ku Klux Klan ni tacho de sensibilidad por las minorías lo que no es sino estúpida censura revanchista. Tanta desmemoria histórica se ha convertido en un ejercicio imbécil de reescribir por coj… por tuits cualquier asunto que se antoje inmoral a los ignaros ojos contemporáneos.
Estos “illuminati” que se creen con derecho a atropellar marrulleramente a quien no piense como ellos les daría una pared entera para que pintarrajeen en ella sus razones, que las pintadas son más cortas que un tuit  (¡qué descanso!). A ver qué cabeza explota antes: la suya por tener que argumentar o la mía por restringirme a los 280 caracteres de un tuit.