viernes, 6 de abril de 2018

Estudiantes desiguales


Uno de los temas de conversación de estos pasados días de asueto en mi pueblo ha versado sobre la dureza de la enseñanza en mi tierra, Castilla y León. El hijo de un vecino, uno de esos extraños especímenes que aún pueden observarse en los desolados campos aldeanos (es decir, un individuo joven que aún no ha emprendido el éxodo), y que este año ha de superar la Selectividad, se quejaba amargamente de lo difícil que es acceder a una plaza en Medicina debido al rigor y dureza de los exámenes en la región. Alegaba que algunos amigos suyos han debido buscarse otra carrera, frustrados de ver cómo los estudiantes de Extremadura sí entran en Medicina en Salamanca pese a la evidencia de sus inferiores conocimientos y unas notas en Selectividad hinchadísimas. Curiosamente, la profesora de Lengua del enano, que es de Zamora y estudió en la región, se quejaba de algo muy parecido hace un par de semanas, en una jornada de puertas abiertas en el cole.
Uno echa un vistazo a los variados informes que tratan de aportar luz a la situación educativa en España y observa que, en todo lo que no es la Selectividad, Extremadura o Canarias, por ejemplo, se encuentran en los niveles más bajos, a la cola del resto, lo cual no me extraña en absoluto. Lo que sí atormenta es pensar sobre los motivos de las autoridades de una región para querer beneficiar de manera tan burda a sus propios estudiantes frente a los demás, en lugar de querer hacer avanzar más la calidad de la enseñanza en su territorio, que sería un objetivo mucho más interesante. A la postre, el gongorino ande yo caliente prima sobre todo lo demás.
Me parece alarmante. Si le pregunto al de mi pueblo responde que él también querría ver sus notas mejoradas y poder cursar Medicina; si le pregunto por el valor que concede a saberse con más conocimientos intelectuales que otros, me responde que de nada le sirve. Y no le quito razón. Le trato de animar diciendo que hace mucho tiempo que sufro alergia hacia los médicos y que acaso el tipo de acceso a esta carrera es la causa de ello. Se ríe, pero no sirve de mucho.
Hace muchos años que la educación dejó de ser un asunto de estado para convertirse en un asunto regional. Menudo error. Que para acceder a una carrera las pruebas de acceso sean distintas para unos y otros, aún mayor error. Tanta defensa de la igualdad, tanta integración y tanta gaita, y resulta que la praxis real política es la fragmentación y el regionalismo a ultranza.