viernes, 2 de febrero de 2018

Virtual

El Carles ha confirmado la teoría sociopolítica moderna de los mensajes breves, las reflexiones breves y las añoranzas profundas. Los muertos, en política, encuentran comodidad en la sinceridad cuando esta se produce en la intimidad de las palabras sin miradas.
No es infrecuente, al contrario, es muy frecuente, que mis interlocutores, tras la fiebre de la comunicación que denominan virtual, se pregunten sobre el alcance y verosimilitud de ese diálogo humano establecido a través de los canales que, hasta hace poco, se denominaban “nuevas tecnologías”. Es el imperio de lo virtual, y estoy convencido de que usted, lector, sigue empleando esta terminología con cierta profusión. Lo virtual. La imagen formada por la prolongación de los rayos reflejados en un espejo que intersecan tras este. Lo que no es real, sin existencia aparente y, sin embargo, está ahí. O como dice la RAE (porque en estos tiempos que corren, no hay mayor prestancia que citar al diccionario académico para demostrar virtual erudición), aquello que tiene virtud para ocasionar un efecto aunque no sea la causa que lo produce. Mutatis mutandis, todo el lío independentista catalán.
Ahora me da pena el “Puchimón”. Y ya lo siento. Por él y porque la realidad que han estado contemplando él y dos millones más de personas, a consecuencia de la algarabía que cobró tal fuerza que ya nadie fue capaz de confesar que el rey iba desnudo, no existía salvo como reflejo prolongado del espejo del mundo del que una ya vez hablé (hace ya nueve años) en términos borgesianos, porque el independentismo, violento (como era en Euskadi) o solamente fútil (como lo es el catalán), solo entiende de imágenes virtuales que se reflejan una y otra vez en un espejo plano conformando un laberinto del que es complicado salir si uno opta por sumergirse en él.
Ha sido un SMS, o un whatsapp (qué más da). Ha sido una comunicación virtual pergeñada entre entidades muy reales la causante del desbaratamiento del laberinto especular que, no obstante, seguirá formándose porque muchos son los engañados y más aún quienes sopesan que la virtualidad del independentismo regional tiene algún sentido, no importa cual sea la deriva del mundo.
Querido Carles. Yo, de buena gana, te perdonaba la cárcel previa confesión de que despiertas de un sueño de locura ocasionado por la lectura de tanto libro de caballería. No porque reveles que simplemente has fracasado. La hidalguía, tal cual la entiendo, no es eso.