viernes, 16 de septiembre de 2016

Dejadle hacer

Llevo meses obviando lo de las terceras elecciones. Pero ya media septiembre y debo decir que yo no quiero volver a no-votar en diciembre. Y si hay que no-votar, mejor sin ninguno de los dos ilustres alcornoques que se vienen moliendo goyescamente a palos desde el año pasado.
Por supuesto sin Don Mariano, ese señor impasible que lo mismo suscribe un pacto de investidura con imprecaciones contra la corrupción como se limpia enseguida el c… con el susodicho acuerdo porque resulta que hay que recompensar a un amigote canario que vacaciona en Panamá donde, fíjense ustedes, tenía invertidos unos ahorrillos en lugar de hacerlo en la industria patria a la que ministerialmente dizque representaba. Ahí le ha dado, lo suyo es comedia bufa y escarnio del bueno para la ciudadanía. ¿Se puede votar a este señor de Galicia? Yo a este tipo no le votaría ni ebrio de vino. Ustedes hagan lo que quieran. Pero, oiga, que ganó las elecciones. ¿Cómo dice? Sí, sí, y en las segundas ganó mejor que en las primeras, aunque no definió, que dicen los futboleros. ¿Y en las terceras? Lo mismo aventaja aún más. ¿Cómo es posible?
Es posible porque, enfrente, está don Pedro, un sedicente doctor economista que tiene más de doctor No que de otra cosa, y que se pasa el tiempo diciendo que gobierne el gallego, pero con su voto en contra, a ver si puede, si tiene lo que hay que tener, manda huevos, que dijo el otro, mientras la va liando parda rascando bajo los escaños por si hay algún tonto a quien colar lo del gobierno de la izquierda (¿dónde?) aunque luego se la cuelen a él, porque asaz votos no hay paraíso monclovita y los otros, que son más listos, lo saben. Y en ese empeño se encuentra el doncel, trabajando con obstinación para repetir las elecciones no una, ni dos, ni tres, las veces que hagan falta hasta que, por puro hartazgo, consiga que todos, incluso yo, nos acerquemos a la urna maldita con una papeleta de don Mariano a ver si se acaba de una p... vez el jueguecito.
Lo mismo estoy yo confundido y resulta que lo de dejar gobernar y hacer férrea oposición es ominoso, mejor perder por goleada y ser oposición porque no queda otra, que lo que mola es decir no y no y mil veces no porque la rosa es rosa y el puño es puño, y hay más honra en votar contra la apisonadora que descuajaringarla para impedir que ande mucho (lo que ocurriría ahora si seis de don Pedro se abstuvieran).
¿Queréis gobierno? Dejad, dejad a don Pedro, él sabe cómo lograr que lo haya.