viernes, 23 de enero de 2015

Educación en euskera

Resulta curioso el último informe del Consejo Escolar de Euskadi sobre la educación en el País Vasco. Por eso hoy les voy a hablar de ello, contraviniendo la norma de corrección política que dice, más o menos, “si no eres de aquí, no abras la boca”. Antes de empezar, conviene advertir que los consejos escolares de cualquier lugar suelen decir, de un modo organizado y ligeramente pesado, aquello que parece estar en boca de todos, siempre de una manera lo más institucional posible, por eso de no levantar ampollas innecesarias, y con las habituales menciones a la importancia de la educación de nuestros niños y jóvenes, de invertir más dinero, etc. Uno no suele esperar sorpresas: y tampoco las suelen deparar.

Sin embargo, en el último de todos ellos, aprobado en diciembre, se dicen algunas cosas que conviene resaltar. Por ejemplo, que los alumnos obtienen mejores resultados cuando la lengua escolar coincide con la materna. Verdad de Perogrullo, lógicamente, aquí y en Zimbawe. Y nada haría reseñable el estudio si no fuera porque, además, se añade que a los alumnos en cuyo hogar se habla español (la mayoría), la enseñanza en euskera les pone las cosas cuesta arriba. Como colofón, pues nunca conviene de perder oportunidades para hacer patria, se dice que los eusko-parlantes obtienen resultados superiores que los demás (sobre todo en matemáticas).

Uno, que no es nacionalista ni tampoco vasco, tiende a pensar que en un país como España los estudiantes de cualquier Autonomía con lengua propia deberían poder recibir la enseñanza en su lengua materna: primero porque el espíritu de esa Constitución a la que siempre se alude es justamente el de poder elegir (que los tiempos de la persecución franquista ya nadie los recuerda); y segundo porque parece aberrante que un alumno vea frustrado su desempeño escolar solo por la imposición política de educar en una lengua y no en la otra, cuando ambas deberían de ser conmutables. Y esto, que parece obvio, el nacionalismo (político y social) lo desprecia con las argumentaciones siempre repetidas y de difícil entendimiento para los demás. Tan difícil de entender como si, a la vista de lo que se expone en el informe, yo adujese que en el Euskalherria del mañana, cualquiera está llamado a ser un matemático de prestigio.

En la de España de hoy, nada de cuanto aquí expongo cambiará. Lo tengo asumido. Y, sin embargo, espero con ansia el momento en que cambie. Como muchos de ustedes, seguramente.