viernes, 4 de abril de 2014

¡Pobre Ministro!

¡Qué frase la de Montoro! La pronunció al ser preguntado por el incremento de la pobreza en España: “eso de erradicar la pobreza con gasto público está bien para economías de planificación central”. Claro está que la remató con otra igual de grandiosa: “Lo único que sirve para erradicar la pobreza es el crecimiento y el empleo”. Blanco y emana de las ubres de una vaca.

Este catedrático sin obra relevante irrita cuando ejerce no ya de político, sino de Ministro (que no deja de ser un empleado público, escogido de manera oscura, al que siempre se le olvida por qué está ahí). Despreciar un informe como el de Cáritas, que es serio, científico, firmado por catedráticos que, al contrario que nuestro Ministro, sí poseen obra propia, con descalificaciones sobre la validez de los datos aportados, es obstinarse en insultar a todo el que evidencie, mejor o peor, que en realidad sucede lo contrario de lo que predica el Gobierno.

Insistamos: la acción gubernamental se reduce a haber escogido el camino más corto para embridar la economía patria otrora señalada como insostenible por los organismos internacionales: el que menos daño iba a infligirles a ellos y a la banca: el de las subidas de impuestos y el descenso en picado de la inversión y el gasto social. Es decir, justo aquello que maquilla rápidamente las cuentas y ahonda igual de rápidamente la recesión y el desempleo: causas que, de acuerdo al inefable Ministro, provocan pobreza.

Si al menos Montoro pudiera mostrar ufano el éxito de sus decisiones… Lo intenta, pues se avecinan elecciones y la propaganda ya ha comenzado su ingente tarea. Pero la realidad se obstina en contrariarle. Los datos de paro y de déficit son desastrosos, los peores de la OCDE y la zona euro. Los ajustes salvajes que se le han practicado a nuestro bienestar no han impedido que el gasto público siga por encima de los ingresos en unos 70.000 millones al año. Mucho exceso de gasto es para un Ministro que alardea de haber recortado con decisión allá donde sobraba y que ha subido los impuestos con obcecada vehemencia (aunque siga sin recaudar más con ello). Si el dinero no se va en proteger a la infancia o tratar de recuperar a los cada vez más amplios grupos de exclusión social, ¿dónde está? Porque las últimas noticias indican que no es en las comunidades autónomas o en los ayuntamientos donde se descontrolan las cifras…

Ministro, ¿nos lo explicas? Pero tranqui, no flipes: ya sé que no lo vas a hacer.