viernes, 7 de septiembre de 2012

Sicalipsis

Esta misma mañana recibo un correo con un extraño mensaje: “¿Te has enterado de la noticia morbosa de la semana? Está en Los Yébenes”. Respondo de inmediato: “Ni idea”. Pero en el preciso instante en que mi dedo presiona el botón izquierdo del ratón y la contestación es remitida, ya la curiosidad que impera dentro de mi mente se ha puesto en marcha. ¿Qué noticia, calificada de morbosa, es la que se me ha podido discurrir de entre los dedos durante toda la semana? Pronto la biblioteca de Babel, el todopoderoso Google, da con la respuesta: una concejala de esa localidad manchega ha dimitido a causa de un vídeo erótico protagonizado por ella, para consumo conyugal, que alguien cazó y difundió por Internet. Esta es la noticia morbosa que ha concitado mi curiosidad y que ha protagonizado un encendido debate en las redes sociales. Ver para creer. Luego me preguntan por qué a veces actúo como un misántropo… 

La susodicha concejala es una mujer muy guapa cuyo delito es vivir en un pueblo pequeño, en una sociedad acostumbrada a alzar la voz por cualquier nadería, en un país donde la privacidad ajena es lo que más gusta andar en boca de las gentes, y en un mundo donde las redes sociales reflejan, con enorme fidelidad, la podredumbre moral, decadente y superflua de una cierta masa social hambrienta emociones fuertes y sexo, pero no el que debería ocupar sus propias sábanas, sino el de las ajenas. Y así nos va. En cuanto uno es mínimamente conocido, por el motivo que sea, arriba el espectáculo del acoso y derribo sin otro fundamento que el chismorreo: que si fulano es un donjuán, que si fulana es muy ligera, o mira tú esa guarra lo que le envía a su marido… 

Imagino que la concejala, harta del escándalo y apabullada por una elemental vergüenza, pensó en dimitir de su cargo por creer que era lo que mejor le convenía. No se le pasó por la cabeza, en cambio, declarar que vaya asco de ciudadanos los que la han convertido en objeto de risitas envidiosas y onanismos hipócritas a consecuencia de una muy sana sicalipsis conyugal suya. 

Pues no. La concejala a seguir en su puesto, que no fue elegida por sus picardías íntimas. Y los demás a callar y aprender, que no vivimos en un mundo moderno por gratuidad ajena. Con la de problemas que tenemos ahora mismos cernidos sobre cada barrio, pueblo y ciudad, y la noticia ha de ser un vídeo casero que ha corrido como la espuma y que, para colmo, ha derivado en una absurda guerra política. Qué país.