viernes, 4 de noviembre de 2011

Jolín con Grecia

Lo he titulado “jolín” por no escribir “joder” y, con ello, pese al beneplácito de la Academia, sobresaltar a algún espíritu sensible. Porque lo que me pide el cuerpo es decir: “hay que joderse con los griegos… después de tanta historia, van ellos y la lían”. Y la han liado. Vaya que sí. Cuando escribo esta columna, noche del miércoles, aún no sé qué va a pasar con el país helénico: si seguirán adelante con el referéndum, si les convencerán de su inconveniencia los próceres europeos, si se hundirán en el Egeo o directamente lo convertirán todo en ruinas acropolienses.

Cuando supe la noticia reí a carcajadas un buen rato. ¡El enfermo acaba de mandar a la mierda a su médico, que sólo sabe de sangrías y sanguijuelas! Supongo que lo ha causado el convencimiento de que no está moribundo, sino más muerto que vivo, que decíamos en mi pueblo. La pasaban bien estos griegos, instalados en la opulencia de los Porsche Cayenne, las jubilaciones a los 50 años (¡¡yo también quiero!!) y un sinfín más de desbarros democráticos con genuino sabor socrático. Pero claro, la UE, el BCE, el FMI, el G20 y el LMQLPAT (lamadrequelosparióatodos, para inteligencia del lector) había decidido estrangularlos por tres generaciones o cuatro (cuantas más mejor), y el preboste ése, el más conspicuo de todos los griegos, acaba de dar jaque mate con sólo el rey y un peón que le quedaba: “¡que lo secunde el pueblo!”, dijo el tío en un alarde de genialidad. Magistral, el Papandreu es un monstruo: ha demostrado que no sólo sabe llevar a los suyos al precipicio, también sabe llevar a los demás.

En el fondo a mí lo del referéndum me convence. Ya quisiera que me consultasen en este patético país sobre los salvamentos de bancos y cajas o si quiero que me rescaten o cómo prefiero que se reparta el presupuesto. Pero no. La caterva de politicastros no van a consultarnos nada y en las elecciones del día 20 no hablará el pueblo sino unas papeletas cerradas, bloqueadas, antidemocráticas, que dicen todas lo mismo (“vótame, que no tengo ni idea”). 

Lo que no me convence es el empeño del LMQLPAT en joder no sólo a los griegos, sino absolutamente a todos, y encima hacernos creer que son reformas (como la del baño de casa, oiga) para permitir la recuperación… Será la recuperación de su dinero, pero no la de una economía sana y sincera, sin alardes ni empréstitos inalcanzables. Para eso necesitamos un Papandreu, pero en sentido contrario. Y no lo hay (salvo en Islandia).