jueves, 22 de marzo de 2007

Escasez de agua

El 22 de diciembre de 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas resolvió que cada 22 de marzo, desde esa fecha, fuese declarado Día Mundial del Agua. De esta manera, se internacionalizaban las recomendaciones planteadas en la Agenda 21 de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. Esta celebración debía suponer actividades concretas que fomentasen la conciencia publica sobre conservación y desarrollo de los recursos hídricos. 

Puede parecer obvio, pero estamos tan acostumbrados a la abundancia de agua, elemento que cubre el 72% de la superficie del planeta, que no nos damos cuenta de que solamente una porción muy pequeña es agua dulce. Nos cuesta advertir el maravilloso regalo que tenemos en este rinconcito del universo donde vivimos. La presencia permanente de agua líquida es vital para comprender el origen y la evolución de la vida en la Tierra. Si la posición de nuestro planeta en el Sistema Solar fuese más cercana o más alejada del Sol, las condiciones para el desarrollo de la vida serían menos probables. Porque todas las formas de vida conocidas dependen del agua. Nuestro propio desarrollo económico, industrial y social está muy vinculado a este elemento. Como consecuencia de ello, los recursos naturales se han vuelto escasos con la creciente población mundial y su carencia en algunas regiones habitadas del planeta es preocupación de muchas organizaciones gubernamentales. 

Resulta paradójico que algo tan imprescindible sea tratado con despilfarro. Parece que va a estar siempre con nosotros, atendiendo nuestras necesidades y exigencias, por ser inagotable. Afortunadamente, las cosas van evolucionando mucho. Antes nuestra inquietud no solía ir más allá de saber si llovía lo suficiente, porque rompe nuestra comodidad que corten temporalmente el suministro en tiempo de sequía. Afortunadamente, poco a poco ese proceso llamado concienciación, va calando como si de un xirimiri beneficioso se tratase. Lo cual es motivo de alegría. Indica que la sociedad, nuestra sociedad, cada vez interviene con más opinión en el estado de las cuestiones importantes. Y el agua, la generadora de vida, el elemento sin el cual nada de lo que conocemos existiría, es una de tales cuestiones. Y conviene dedicarle tiempo y reflexión a este asunto. 

En algunos círculos comienza a cundir la idea de que, en este siglo XXI, el mundo se enfrentará a una crisis masiva por el agua. Una crisis con potencial suficiente para ser tan devastadora como el cambio climático. Aunque, quizá, mucho más silenciosa.