viernes, 4 de febrero de 2011

Cosas que quiero

Hoy me arriesgo. Hoy, viernes, quiero protestar con la mirada puesta en motivaciones claras, concretas, personales, identificadas, numerables. Hoy no me apetece formular reflexiones de quejas vagorosas hacia lo político o lo económico, por todos bien conocidas. Hoy, viernes, lo que me apetece es enunciar una serie de reclamaciones que considero razonables.

Por ejemplo, quiero que regrese CNN+, o algo parecido; y que desaparezca el bodrio insustancial de Gran Hermano 24, o como se llame. Y que los estudiantes aprendan más literatura universal, más filosofía, matemáticas, y geografía e historia, que me tiene cansado que se ignore a qué periodo pertenece Voltaire o dónde se encuentra el río Po. Por este motivo no puedo dejar de pedir que se solucione la penosa situación cultural que asola a prácticamente toda la sociedad, que arranca en la porquería de educación que obligan a impartir en las escuelas y continúa en la indolencia extenuante de quienes deberían velar por la cultura: por eso, pido que, por ejemplo, cada vez que se emita un partido de fútbol en la tele, se emita también una obra de teatro, una ópera o un concierto. Que se haga algo, leñe, y con cabeza.

Pero también quiero cosas epigónicas, por solidaridad con quienes estos días luchan por vencer las dictaduras, que los esfuerzos por perseguir la democracia y la libertad son siempre bienvenidos: y por eso pido que se deje de hablar de la preocupante situación de Túnez o Egipto, porque demuestra la falsedad de las convicciones de nuestros mandamases, cuya mediocridad parece hasta que les impide ver el empeño de los pueblos por zafarse de la dictadura y la pobreza (manda huevos, que diría el otro).

Y quiero que dejen de reformar a la baja las pensiones, algo en lo que estamos mayoritariamente en desacuerdo los ciudadanos: esto de gobernar en contra de la voluntad del pueblo, ¿qué tiene de democrático? Ni sé por qué luego me sorprendo de su inquietud ante las revueltas árabes.

Y como puedo tener opinión, pero respeto las contrarias, quiero que se revise el acuerdo sobre la ley Sinde, porque fracasará sin duda y porque últimamente se vienen diciendo cosas muy razonables por quienes hasta ahora sólo contemplaban una de las dos orillas del río, señal inequívoca de que puede alcanzarse un acuerdo satisfactorio y ceñido a la realidad del asunto.

Quiero muchas más cosas. Pero no caben en esta estrecha columna. Y díganme: ¿les parecen tonterías las cosas que quiero?